
Yo sé que hablar de Dios no está de moda.
Dar gracias por la Vida suena raro.
Mirando al Cielo grito sin reparo
que mi mundo sin Ti no se acomoda.
Dejadme que hable con Dios
por poco interés que prenda
entre los nuevos decentes
esa vieja distracción:
la del calor sin medida
que no espera recompensa
pero paga con Amor,
la que aparta la violencia,
la comunión en largueza
y el abrazo con tesón.
Hablar con Dios en la escuela,
en el trabajo, en la cancha,
en la calle, en las tabernas,
en la alegría, la tristeza,
el disfrute y el dolor.
Dame fuerzas, Señor, yo te doy gracias,
pido perdón por lo que no he querido.
Sin Ti, Jesús, la vida se desgracia.
Vivir sin Ti sería no haber vivido,
la apuesta eterna, una completa farsa,
hablo de Dios porque me lo has pedido.
– Fernando Romero Barrero