Galería de la Virgen de la Merced y Santos de la Orden Mercedaria

La obra del escultor Lev Kerbel

en la parroquia Santa María de Cervellón

Saber más de Lev Kerbel – https://es.wikipedia.org/wiki/Lev_Kerbel

Protegidos por la madera, cálida y blanca, bajamos la mirada hacia el muro-cristalera, con bustos mercedarios, de la parte izquierda. Aquí admiramos a los seis santos que la Merced llevó a los altares -casi todos de los siglos XIII-XIV-, canonizados tardíamente, a partir del primer tercio del siglo XVII. En el centro de esta Galería Mercedaria destaca el grupo escultural de Nuestra Madre, María de la Merced, y el Fundador, San Pedro Nolasco.

El autor de «María y los santos mercedarios», obra artística en bronce, es del máximo escultor moscovita Lev Kerbelcuyo taller se encuentra en Moscú. Es el creador de estatuas de los héroes del marxismo: Marx, Lenin, Fidel Castro, etc.
Contemplamos a continuación, una a una, estas efigies mercedarias, para que de la «mirada exterior» pasemos a esa «mirada interior», que llega al espíritu de la santidad mercedaria.

Santa María de Cervellón, Patrona. Obra escultórica, en bronce semidorada por Lev Kerbel
Santa María de Cervellón, Patrona. Obra escultórica, en bronce semidorada por Lev Kerbel

SANTA MARÍA DE CERVELLÓN o del Socorro fue la primera religiosa mercedaria. Nace en la noble familia Cervelló. Natural de Barcelona, en el año 1230, el 1 de diciembre. Se bautizó el día 8 del mismo mes. Gracias al empeño que veía en los frailes mercedarios por ser redentores, ella se sintió impulsada a ser religiosa mercedaria. Pidió las vestiduras blancas el 25 de mayo de 1265 para ser hermana religiosa para la redención de los cautivos. Tiene el sobrenombre de Socorro debido a lo que cuenta la leyenda: «Se apareció a los barcos que venían de Argel cargados de cautivos y les rodeaba una tempestad y ella intercedía para socorrer a los tripulantes». Murió el 19 de septiembre de 1290. Los restos mortales se conservan en un altar secundario de la iglesia, entonces mercedaria, de Santa Eulalia. Desde el mismo momento en que muere se gana la fama de santa. Se le invoca como patrona de los marineros. Su fiesta se celebra el 19 de septiembre.

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San Pedro Armengol, redentor, colgado, con la soga al cuello, dio su vida por el cautivo y fue redimido por sus compañeros. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel
San Pedro Armengol, redentor, colgado, con la soga al cuello, dio su vida por el cautivo y fue redimido por sus compañeros. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel

SAN PEDRO ARMENGOL: De la familia de los Condes de Urgel, los Armengoles tenían nobleza antigua. Nace en la primera mitad del siglo XIII, y -a pesar de una educación cristiana-, al parecer, abandona su casa paterna para vivir como «hijo pródigo». Su padre llega a encontrarse en la sierra con su propio hijo, apenas reconocible. Se convierte e ingresa en la Orden mercedaria. Fue varias veces a redimir al norte de África. En una de las redenciones se queda en rehén. Es entonces cuando le cuelgan de un árbol. La tradición legendaria habla de que, cuando llegan los redentores con su rescate, lo encuentran «ahorcado», pero vivo, sostenido por María. De ahí la soga, que iconográficamente vemos en torno a su cuello. La palma del martirio significa su entrega hasta el extremo.

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San Serapio, redentor y mártir, crucificado en forma de aspa. Protector de los que sufren por su fe. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbe
San Serapio, redentor y mártir, crucificado en forma de aspa. Protector de los que sufren por su fe. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel

SAN SERAPIO: Dice la tradición mercedaria que era irlandés, y vino a España para luchar contra los «moros», en la Cruzada, bajo las órdenes del archiduque de Austria. Aquí tomó contacto con la Orden de la Merced y se hizo fraile. Nombrado redentor, pasé el medeterráneo hacia el norte de africano en multitud de ocasiones. No sólo redimía. También predicaba la fe cristiana. Finalmente, lo ataron a unos palos en forma de aspa, como a San Andrés. Fallece a mediados del siglo XIII, en vida del Fundador.

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Grupo escultórico de María y San Pedro Nolasco. María de la Merced es liberadora de toda cautividad y esclavitud. San Pedro Nolasco es patrono y defensor de los cautivos de hoy, carentes de libertad. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.
Grupo escultórico de María y San Pedro Nolasco. María de la Merced es liberadora de toda cautividad y esclavitud. San Pedro Nolasco es patrono y defensor de los cautivos de hoy, carentes de libertad. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.

MARÍA ENTREGANDO EL ESCAPULARIO A SAN PEDRO NOLASCO: Es el grupo escultórico no sólo de mayores dimensiones, sino también cualitativamente el que centra la «Galería Mercedaria»: San Pedro Nolasco está de rodillas, ante María, en actitud suplicante de recibir el escapulario. Con ello se quiere significar el doble momento interior-histórico, en que Nolasco recibe la «inspiración fundacional» (noche del 1-2 de agosto de 1218) y el hecho de la fundación de la Orden de la Merced, en la catedral románica de Barcelona el inmediato día 10 de dicho mes, ante Jaime I, joven de diez años -que había vivido en Montpellier, bajo Simón Monfort-, e incluso varios meses en Carcasona, cerca de la aldea donde nació Pedor Nolasco, que pudo conocerlo ya entonces, lo que explicaría mejor su ayuda decidida a la fundación de esta Orden redentora.

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San Ramón Nonato, redentor y Cardenal. Devoto de la Eucaristía y Patrono de las madres restantes y del feliz nacimiento de sus hijos. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.

SAN RAMÓN NONATO: Catalán -no contemporáneo de nuestro Padre, como quiso la «hagiografía»-, nace a finales del siglo XIII. Ingresa en la Merced y llega a ser un clérigo importante, que actúa en varios Capítulos. Es nombrado redentor de cautivos. En cierta ocasión, para que no predicase, quisieron encadenar su palabra cristiana y le traspasaron los labios con un candado. Benedicto XIII, Papa de Aviñón, en el Consistorio de 1338, le nombra Cardenal. Aparece denominado como Ramón de Monfort, de la Orden de la Merced, con el título cardenalicio de San Eustaquio. Fallece, antes de recibir el «capelo». Fue canonizado en diciembre de 1628, junto al Fundador Pedro Nolasco. Quiere la «leyenda» que haya recibido, a la hora de su muerte, el viático de manos de ángeles: sin duda, para expresar su amor a la Eucaristía. Por eso se representa aquí con la custodia y con la palma del martirio, por candado con que pretendieron aherrojar su mensaje cristiano. Es Patrono de las madres gestantes, y del «niño que va a nacer» -hoy tan en peligro-, por haber sido salvado extraordinariamente del seno materno, fallecida ya su madre.

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San Pedro Pascual, intelectual y Obispo de Jaén. Patrono de estudiantes e intelectuales. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.
San Pedro Pascual, intelectual y Obispo de Jaén. Patrono de estudiantes e intelectuales. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.

SAN PEDRO PASCUAL: Este intelectual, que escribía obras de teología profunda, y de claro estilo, en pleno siglo XIII, en las lenguas latina, castellana y valenciana: que se había graduado en la Sorbona de París, y luego fue abad de una iglesia de presentación del clero secular, en Trasmiras, diócesis bracarense (Portugal), y a fines de siglo nombrado Obispo de Jaén, sólo pudo disfrutar de su ministerio pastoral jiennense poco tiempo: en una visita pastoral a su diócesis es cautivado por los moros de Granada. Allí vive un tiempo de cautividad, entre los demás cristianos. Para ellos escribe una obra-síntesis de la fe cristiana, conocida como «Biblia parva». Su finalidad era ofrecer a los cautivos un medio eficaz para defender a los cautivos un medio eficaz para defender su fe, y evitar las claudicaciones. La Orden de la Merced inicia su «proceso de vida y virtudes» ya en 1626. Es en 1655 cuando se reconoce, por el Ordinario, el culti inmemorial. Será el Papa Clemente X quien, en 1675, lo inserta en el «Martirologio romano». Otra de sus glorias es haber sido -ya en el siglo XIII, y en castellano y valenciano- defensor de la Inmaculada Concepción de María. Fallece, según consta, el año 1300 en Granada, en el Campo de los mártires.

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Beata Mariana de Jesús. Terciaria Mercedaria. Protectora de los seglares comprometidos con su Iglesia. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.
Beata Mariana de Jesús. Terciaria Mercedaria. Protectora de los seglares comprometidos con su Iglesia. Obra en bronce semidorado de Lev Kerbel.

BEATA MARIANA DE JESÚS: Es madrileña y nace en 1565. Tuvo tres etapas en su vida: primero fue una niña y joven consciente de ser «cortesana», por madrileña; luego, decidió dedicarse seriamente a la virtud, y comenzó a vestirse de negro. Finalmente, se hace Terciaria Mercedaria, y el General Monroy le permite usar el hábito blanco. Asistía al culto en la capilla de Nuestra Señora de los Remedios, en la iglesia de la Merced, hoy Plaza de Tirso de Molina. Allí conoció al P. Falconi, gran místico y director de conciencias; también al P. González, que sería el iniciador de la Recolección. Fallece en Madrid en 1624. Su cuerpo incorrupto, lo guardan, con inmenso cariño, como una joya, las religiosas de Don Juan de Alarcón, de la calle Valverde. Kerbel, el artista, una vez más, supo, magistralmente, esculpirla con ese gesto de esbozo de sonrisa, como queriendo hablar con Cristo crucificado. Ella nos dejó una «Autobiografía», por eso aparece con un libro en su mano izquierda, apoyado en el corazón.

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La Piedad de Lev Kervel

La Piedad de Kerbel es una obra de arte extraordinaria. Muy distinta de la de Miguel Ángel, la original de Moscú -en mármol blanco y de mayores dimensiones- fue justamente valorada por la crítica artística internacional, que dijo «haber superado la obra del italiano», lo que no es pequeño elogio.

La Piedad de Lev Kerbel: Después de la «Galería de santos mercedarios», nuestra Parroquia de Santa María de Cervellón, recibió del mismo artista ruso, una «réplica» de su bellísima Piedad, que creó para presidir el gran Museo moderno de Moscú en honor a los que ofrendaron su vida por la Patria en la segunda guerra mundial.

Esta piedad, realizada en bronce, con pátina verdosa, que deja entrever el color semidorado, de tamaño pequeño, tiene un encanto y provoca, en quienes la contemplan, una serena ternura. Supo el artista trazar perfectamente la verticalidad de la Madre – arrodillada sobre la columna y el brazo derecho de Cristo muerto -caído hacia abajo- con la horizontalidad del cuerpo sagrado del Señor, cubierto con túnica de pliegues, dejando ver el pie, en línea más baja que el rostro exangüe.

Se conjuga el sentido de pasividad en el Hijo sin vida con el movimiento en el paño de cabeza de la Madre, que sobrevuela como acariciado por el soplo del Espíritu. María -con su mirada dulce, reconcentrada, contemplativamente maternal y sus manos apretadas como una piña, de las que sobresale un paño de lágrimas- nos desvela ese sufrimiento lleno de paz y aceptación suprema ante el misterio de la muerte. La obra está tan sutilmente realizada que, desde cualquier ángulo, proximidad o distancia, que se la mire, cambia su perfil perfecto, donde la luz se concentra y deja un discreto sombreado.

La pequeña Piedad se está convirtiendo ya, para los fieles, en una sagrada imagen que, cuanto más se la contempla, más densidad de belleza conmovedora desvela, y más devoción enciende en el corazón y la mirada que reposan dulcemente sobre Hijo y Madre, unidos mistéricamente, en la separación momentánea del tiempo, ante la mutua eternidad pregustada.


Para saber mas:

PARROQUIA SANTA MARÍA DE CERVELLÓN:
GUIA ARTISTICO-ESPIRITUAL


– MADRID 1997

– LUIS VÁZQUEZ FERNÁNDEZ

– ISBN: 84-920005-7-0

– Edita Revista <Estudios> – Parroquia Santa María de Cervellón

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