
Fue vivirte alejado
y vivirme vacío.
Fue ir cayendo en la cuenta
de que andabas cerca,
atender a tu presencia
en mi oración
e irme llenando de Ti
para sentirme pleno.
Fue irte viviendo despacio,
calmo y pausado,
e ir apreciando muy cerca
tu Paráclito bastón
donde apoyarme
para seguir en tu camino,
paso con paso.
Fue contemplarte con cariño
y sentir tu llama ardiente
que, en vez de abrasar las manos,
encandila y aviva,
atempera
mi tórpido corazón
para seguir queriendo.
Fue acudirte en mi oración
frente al Sagrario
y sentirte en el Amor
que, con el Padre y el Hijo,
conduce a una vida nueva
de palpable comunión.
Habita en mi con tus dones
que mejor veas me convengan.
Te pido sabiduría,
beber de tu fortaleza la mejor savia
y confianza en tu amparo.
Inúndame con tus frutos
que me hagan crecer en Ti:
caridad con el hermano,
de tu paz hazme instrumento
y que ponga tu alegría
donde allí pueda faltar.
Me abandono en Ti con tino.
Con firmeza me encomiendo
a tu paternal bondad.
Fernando Romero Barrero
Junio de 2022