TRES PERSONAS – SOLO AMOR

“Dios es Creador y Padre misericordioso;

es Hijo unigénito,

eterna Sabiduría encarnada,

muerto y resucitado por nosotros; y,

por último, es Espíritu Santo, que lo mueve todo, el cosmos y la historia, hacia la plena recapitulación final.

Tres Personas que son un solo Dios,
porque el Padre es amor,
el Hijo es amor y el Espíritu es amor.

Dios es todo amor y solo amor, amor purísimo, infinito y eterno.

No vive en una espléndida soledad, sino que más bien es fuente inagotable de vida que se entrega y comunica incesantemente”

Arrastrados por el Espíritu Santo

El día de Pentecostés, el Espíritu Santo bajó sobre los apóstoles.

Hubo un viento fuerte y aparecieron unas lenguas de fuego que se posaron sobre ellos.

El caso es que pasaron de estar encerrados por miedo a salir a predicar.

Fueron como arrastrados por el Espíritu Santo, que les concedió valentía y elocuencia.

Pero también ellos pudieron observar la acción del Espíritu Santo en los que escuchaban, pues, siendo de diferentes procedencias, cada uno los oía hablar en su propia lengua.

Desde entonces, la Iglesia ha vivido en el asombro y la alabanza

Forjando Futuros

Proyecto de formación para la empleabilidad e inclusión de jóvenes migrantes de 16 a 29 años, impulsado por La Merced Migraciones con la colaboración de Mercedarios de la Provincia de Castilla y la revista Caminos de Liberación, que busca mejorar su empleabilidad y aumentar sus oportunidades de futuro que faciliten su integración social en España.

Vid y Sarmientos

esús es la vid y nosotros los sarmientos.

Esta imagen señala la unión vital que Jesús resucitado quiere establecer con nosotros y, a su vez, nuestra total dependencia de él.

La gracia se nos comunica por el don del Espíritu Santo y, sin ella, no podemos «hacer nada».

Nuestro amor a Dios se expresa en donación a los demás.

El sarmiento depende en todo de la vid y entrega el fruto que ha crecido en él pero que se ha alimentado de la savia del tronco.

El cristiano no madura los frutos para gozar de ellos, sino para ser útil con su servicio a los demás y reflejar la gloria de Dios, y en ello encuentra también su propio bien