Cuaresma 2025

A medida que los días se alargan y la promesa de la primavera se asoma en el horizonte, la temporada de Cuaresma nos convoca a un tiempo de introspección, entrega y renovación del espíritu. Este sagrado período nos invita a detenernos, meditar y prepararnos para la dicha de la Pascua.

El 5 de marzo, Miércoles de Ceniza, comenzamos este viaje con la imposición de la ceniza, un profundo recordatorio de nuestra humanidad y nuestro llamado a la transformación. Este día establece el tono para las semanas venideras, mientras nos aventuramos por el desierto espiritual hacia la celebración de la Resurrección.

Cada viernes de Cuaresma de 2025 brinda una oportunidad excepcional para la reflexión y la unión a través de la hermosa tradición del Viacrucis. Estos encuentros, que tienen lugar a las 19:30 o 20:30 horas, son guiados por diversos grupos parroquiales, cada uno de los cuales aporta su singular esencia y perspectiva a la celebración:

  • 7 de marzo: Las comunidades de fe de la parroquia asumen el liderazgo.
  • 14 de marzo: La Pastoral y la Catequesis Prebautismal iluminan nuestra reflexión.
  • 21 de marzo: Coros de Jóvenes y Familias comparten sus voces y sus corazones.
  • 28 de marzo: Cáritas y Grupos de Misión nos inspiran a responder a nuestro noble llamado de servicio.
  • 4 de abril: El Consejo de Liturgia y el Comité Económico comparten sus valiosas ideas.
  • 11 de abril: La Adoración Eucarística, el Rosario y el Coro Litúrgico culminan nuestro viaje Cuaresmal del Viernes Santo.

Estas celebraciones semanales son momentos valiosos no solo para meditar sobre la Pasión de Cristo, sino también para contemplar las cruces que cargamos en nuestras propias vidas y cómo podemos ser un apoyo para que otros lleven las suyas.

La Cuaresma es un periodo de profunda reflexión, ayuno y generosidad. Cada gesto, ya sea una súplica silenciosa, una comida modesta o un acto de donación desinteresada, nos acerca al núcleo del mensaje cuaresmal: la metamorfosis y la esperanza.

Mientras avanzamos juntos en esta temporada, respondamos al llamado de ser “Sembradores de Esperanza”. A través de gestos personales de devoción o encuentros comunitarios, la Cuaresma se presenta como un momento para revitalizar nuestra fe y reafirmar nuestro compromiso de vivir el Evangelio en cada rincón de nuestra vida cotidiana.

Que este tiempo de Cuaresma se convierta en un periodo de profundo crecimiento personal y comunitario, guiándonos hacia la alegría de la Pascua con espíritus renovados y corazones dispuestos.

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